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Un sueño hecho realidad

Desde muy joven decidí emprender, me embarqué en muchos negocios y trabajé en diferentes sectores, pero siempre me rondaba en la cabeza la idea de tener mi propia fábrica.

Durante muchos años mis sobrinos fueron cómplices de ese sueño. Todos los veranos nos reuníamos en la piscina familiar y nos imaginábamos que teníamos una heladería donde cada uno jugaba un papel: desde el que hacía los helados, hasta el que los vendía, pasando por el que solo los cataba.

En uno de mis intentos de renovarme o morir me topé con el helado artesanal. ¿Destino o casualidad? Sea como fuere quería saber más sobre ese mundo así que hice la maleta, cogí un avión y aterricé en la Feria Internacional del Helado, en Italia.

Allí conocí a dos grandes maestros heladeros, Cristian y Lucciano, quienes me enseñaron todo lo que sé sobre la elaboración del helado artesanal y a los que les debo mucho. Volví con el mismo equipaje, pero cargado de ilusión, ganas y un gran proyecto.

Me rodeé de un gran equipo humano y, así, en 2016 nació el obrador y con él, la heladería. Desde el principio hemos tenido un propósito muy claro: elaborar un helado rico, nutritivo y natural. Ofrecer un alimento de calidad para todos los paladares. Después de mucho esfuerzo y a base de perfeccionar recetas nos hemos convertido en lo que hoy somos: creadores de sabores únicos.